noviembre 30, 2021

Carnes procesadas: Por qué debemos evitarlas

Un estudio del 2019 del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC), entidad de la OMS, estableció que las carnes procesadas son cancerígenas para los seres humanos, concluyendo que el consumo de tan solo 50 gramos de carnes procesadas al día, aumenta en un 18% las posibilidades de desarrollar cáncer colorrectal.

Este tipo de carnes están muy presentes en la alimentación diaria, sobre todo en un plan keto, en el que solemos recaer en el tocino, jamón, hamburguesas envasadas, salchichas y salames, las que son carnes que han sido transformadas mediante procesos de salado, curado, fermentación o ahumado, entre otros, para su preservación.

El problema para la salud de estas carnes recae principalmente en los preservantes que les son agregados artificialmente como los sulfitos, nitritos y nitratos, los cuales son aditivos químicos muy dañinos, sumados al alto contenido de sal de estos alimentos. Este grupo de carnes también incluye la carne molida comprada en el supermercado, a la que también se le añaden aditivos peligrosos para alargar su vida útil.

Según cómo sea elaborada, las carnes procesadas se pueden dividir en:

– Crudas: Como mencionamos anteriormente, en este punto puede estar la carne molida, picada o porcionada, por ejemplo, en churrascos, que compramos en la carnicería o supermercado, pero únicamente si se le ha añadido algún tipo de conservante. Es por esto que lo recomendado es realizar estos procesos de molido, picado o porcionado en casa, para evitar consumir los cereales, proteína de soja y sulfitos que les son añadidos para su conservación.

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– Salados, curados y ahumados: Aquí también debemos hacer una diferencia entre las carnes realizadas con estos procesos de manera tradicional, con tiempo de maduración, adobo y ahumado, a las realizadas de manera industrial, a las que se les inyecta salmuera y son comercializadas sin tiempo de curado o maduración. Estas últimas son además, cargadas de químicos y conservantes artificiales nocivos. 

– Embutidos: Creados con carne picada de cerdo o pollo, que se embuten para fabricar alimentos como chorizos, salame, longanizas, jamón, entre otros. 

– Carnes secas: Deshidratadas para su conservación, como es el caso del charqui.

– Paté: Pasta fabricada con carne o hígado animal, son altas en aditivos como nitritos y nitratos, además de potenciadores de sabor,  

Habiendo establecido los tipos de productos y sus potenciales daños para la salud, el consejo principal es balancear y limitar el consumo de estos alimentos, priorizando aquellos de origen artesanal, libres de aditivos y conservantes, mejor aún, si son hechos en casa.