noviembre 16, 2021

Los mitos y verdades de la pirámide alimenticia

La pirámide alimenticia existe desde principios de los años 70’ y fue popularizada por Estados Unidos, aunque varios países han publicado sus propias versiones de ella, basados en la alimentación de cada región.

Esta pirámide fue pensada como una forma de establecer las porciones recomendadas de cada grupo alimenticio de una manera simple, sobre todo para las familias. Las proporciones diarias que recomienda la pirámide alimenticia son un 55% de carbohidratos, 15% de proteínas, minerales y fibras y 30% de grasas. 

Este modelo de alimentación ha sido ampliamente criticado, principalmente por establecer los carbohidratos en mayor cantidad, por no señalar el mínimo y máximo de raciones recomendadas y por la baja cantidad de vegetales y frutas que recomienda. Se cree que en su gestación, el gobierno de Estados Unidos recibió presiones por parte de grupos de poder en la industria de los alimentos, lo que llevó a una noción errada de la alimentación sana.

El primer gran mito que hay que eliminar de la pirámide alimenticia es el hecho de que presenta a todos los carbohidratos en un mismo grupo. Por ejemplo, no separando los refinados de los simples, los que no son procesados por el cuerpo de la misma manera, como sucede con harinas y cereales. Adicionalmente, la porción de carbohidratos supera con creces a la de frutas y vegetales.

Plato de harvard vida sana alimentación saludable comida sana pirámide alimenticia

El segundo gran mito es que un mismo grupo presenta propiedades nutricionales equivalentes, como sucede con los lácteos. No es lo mismo dos porciones de yogur que dos porciones de queso. Lo mismo sucede con los carbohidratos, una porción de pastas no tiene el mismo valor nutricional que una porción de legumbres. Es necesario diferenciar dentro de un grupo los alimentos procesados de los que se consumen en estado natural, de la misma manera que sucede con los distintos tipos de carnes. 

En la actualidad existen reinterpretaciones de este anticuado modelo, como el Plato de Harvard, la nueva pirámide nutricional del Gobierno de Estados Unidos y la Pirámide de Naos, todas las cuales tienen en común la eliminación total de los azúcares y alcoholes, el aumento de la porción de vegetales, la separación de los cereales como un grupo único, la definición de aceites saludables y la adición del consumo de agua y ejercicio diario como parte esencial de una rutina de alimentación saludable.